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El hígado que no fluye: el arte de soltar en Medicina China

  • Foto del escritor: alvaro ramirez medina
    alvaro ramirez medina
  • 19 may
  • 4 Min. de lectura

"El médico que sabe armonizar el hígado sabe cómo tratar cientos de enfermedades" (Zhōu Xué Hǎi, dinastía Qing)

El hígado, en la medicina tradicional china, no es sólo un órgano anatómico. Es una función, un movimiento, una filosofía. Pertenece al elemento madera (木, ), que representa la expansión, la flexibilidad, la circulación y la libertad. Es la energía que empuja la vida hacia adelante, como el brote de bambú que atraviesa la tierra tras las lluvias de primavera.

Cuando el hígado fluye, el cuerpo y la mente también lo hacen. Pero cuando se reprime, se contiene, se bloquea, la vida se acumula como un torrente tras una compuerta cerrada. Así nace el estancamiento: de no poder soltar, de retener lo que ya debería haber salido, de negar la descarga natural de lo vivido.



I. El hígado y la fluidez: soltar para vivir

El hígado gobierna la fluidez y la descarga (Gān zhǔ shū xiè). Esta función se traduce en mantener un flujo suave e ininterrumpido de todas las sustancias corporales: Qi, sangre, líquidos, emociones, pensamientos.

"Si el Qi del hígado está relajado, todo se abre y fluye. Si se tensa, todo se obstruye y duele."

La fluidez implica no estancarse, no retenerse, no comprimir. La descarga implica eliminar residuos: emocionales, físicos, mentales. Esta doble acción mantiene la salud interna, tanto del cuerpo como del Shen (espíritu).

Cuando esta función se ve afectada, aparecen signos como:

  • Sensación de nudo en la garganta o el estómago,

  • Dolor en los flancos o el pecho,

  • Irritabilidad, tristeza reprimida, suspirar constante,

  • Irregularidades menstruales, síndrome premenstrual,

  • Estreñimiento o diarreas alternantes,

  • Insatisfacción crónica, sensación de encierro interior.

II. Cuando el Qi no se mueve: estancamiento hepático

"Mù yù bù dá zé bǐng yóu shēng" — Cuando el hígado no se expande, se genera enfermedad.

Cuando el Qi del hígado no fluye, aparece lo que los textos clásicos llaman Qi zhi (气滞): estancamiento de la energía. Este estancamiento puede afectar distintos niveles del organismo:

  • A los canales y colaterales: rigidez, pesadez, entumecimiento, dolor fijo o migratorio.

  • A los órganos internos: dolor en el pecho o abdomen, distensión, sensación de plenitud, dismenorrea, hernia inguinal, problemas testiculares.

  • A nivel mental y emocional: tendencia a la depresión, ansiedad somática, frustración crónica, ira contenida.

"Gān shī liú xiè, qì zhī bù tōng, bù tōng zé tōng" — "Si el hígado pierde la fluidez y el Qi se estanca, hay dolor".

El cuerpo expresa lo que la psique no se atreve a decir. Y en el hígado, esta represión se convierte en un lenguaje de tensión.

III. Emoción que no se expresa, Qi que se congela

El hígado está vinculado al alma etérea (Hún), al viento, al movimiento, al crecimiento. Es el órgano que permite al ser humano proyectar su vida, diseñar su destino, mirar hacia adelante.

Cuando una emoción se reprime —la tristeza, la rabia, la frustración—, el Qi pierde su movimiento natural. Como resultado:

  • La energía sube descontroladamente,

  • El sueño se agita,

  • La vista se altera,

  • El apetito se desvanece,

  • Las relaciones se tensan,

  • Y el cuerpo empieza a crujir por dentro.

"Las cinco emociones se transforman en fuego" (五情化火, wǔ qíng huà huǒ), señala el Sù wèn. La emoción no expresada se convierte en inflamación.

Así, el hígado, que prefiere la expansión, se convierte en una caldera emocional. Y la medicina china lo tiene claro: el fuego interno nace de lo que no se pudo decir, de lo que no se pudo soltar.

IV. El hígado y el movimiento vital

El Qi del hígado impulsa los cuatro movimientos del Qi general:

  • Ascenso (Shēng),

  • Descenso (Jiàng),

  • Entrada (),

  • Salida (Chū).

Este mecanismo de Qi Ji (气机) es la danza fisiológica del cuerpo humano. Si alguno de estos movimientos se bloquea, todo se desorganiza:

  • La digestión se entorpece,

  • El ciclo menstrual se altera,

  • El ánimo se vuelve errático,

  • La sangre no circula correctamente,

  • El sistema nervioso entra en hipervigilancia.

"El hígado es el ladrón de las cinco entrañas" — cuando no funciona, las cinco entran en caos.

El hígado, entonces, no es solo un órgano: es un regulador global del sistema energético. Su capacidad de movilizar define la salud del conjunto.

V. Diagnóstico y tratamiento: abrir el flujo

El hígado estancado no necesita control, sino espacio. Como la madera, necesita crecer, moverse, expandirse. No se le doma, se le acompaña.

Desde la medicina china, el tratamiento busca:

  • Drenar el Qi del hígado con acupuntura y fitoterapia específica,

  • Liberar emociones retenidas mediante prácticas de conciencia corporal,

  • Regular la relación hígado-bazo para evitar que la preocupación se estanque,

  • Estimular la respiración diafragmática y el estiramiento físico suave,

  • Reeducar hábitos alimentarios y de sueño para favorecer la descarga natural.

También se recurre a fórmulas clásicas como Chai Hu Shu Gan San o Xiao Yao San, y a puntos como LV3 (Taichong) o GB34 (Yanglingquan), que desbloquean y suavizan la energía hepática.

Epílogo: El arte de fluir como el hígado

Entender el hígado no es sólo memorizar funciones. Es observarnos. ¿Nos permitimos soltar? ¿O retenemos cada pensamiento, cada tristeza, cada decisión? ¿Cuántas veces al día suspiramos sin darnos cuenta, deseando liberar lo que no pudimos decir?

El hígado no quiere orden militar, quiere dirección. No quiere rigidez, quiere cadencia. En el equilibrio entre expresión y contención, se halla la clave de su salud.

Como decía el Nei Jing: "El hígado es el general del ejército. Si no da la orden de avanzar, el cuerpo se estanca". Aprender a fluir con él es una forma de medicina. Una forma de vida.


 
 
 

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